En el competitivo mercado de la uva de mesa sin semilla, lograr racimos uniformes, de gran calibre y excelente presentación no es cuestión de suerte, sino de técnica. ¿Sabías que gran parte del éxito de una campaña se decide antes de que el fruto siquiera empiece a formarse?

Las operaciones en verde, especialmente durante la brotación o desborre, son intervenciones clave que permiten equilibrar el crecimiento vegetativo y la producción de calidad.

En zonas líderes como la Región de Murcia, estas prácticas han evolucionado desde métodos tradicionales hasta estrategias altamente tecnificadas que incluyen sensores, bioestimulantes, modelos fenológicos y sistemas de riego de precisión.

Conocer y aplicar correctamente estas operaciones no solo mejora la eficiencia del viñedo, sino que permite adelantarse a problemas, optimizar recursos y responder mejor a los desafíos del cambio climático y las exigencias del mercado.

Ya sea que gestiones un viñedo convencional o ecológico, incorporar tecnología y conocimiento agronómico actualizado puede marcar la diferencia entre una campaña promedio y una sobresaliente.

En este artículo completo, dividido en 3 partes, te proponemos un recorrido técnico pero fácil de seguir (con una guía práctica), por las principales operaciones en verde en la uva de mesa sin semilla.

Analizaremos de lleno la brotación, los factores que la afectan y las soluciones más efectivas, integrando recomendaciones desde la experiencia en campo y la innovación agrícola.

Este recorrido te ayudará a tomar mejores decisiones en el manejo del viñedo de uva de mesa, con herramientas concretas y útiles.

Objetivos de las operaciones en verde en uva de mesa

Los objetivos fundamentales de las operaciones en verde en viñedos de uva de mesa son:

  • Equilibrio vegetativo-reproductivo: mantener el equilibrio entre el crecimiento vegetativo (hojas, brotes) y el reproductivo (racimos) de la planta tras la poda invernal. De este modo, evitamos excesos de follaje que puedan propiciar enfermedades o sombrear la fruta y, a la vez, prevenimos una sobrecarga de racimos que agote la vid.
  • Productividad y calidad del fruto: mejorar la productividad y la calidad de la cosecha ajustando la carga de racimos por vid, para lograr uvas de mesa del calibre, color y sabor demandados por el mercado. Las operaciones en verde permiten distribuir mejor los recursos de la planta hacia los órganos de interés (los racimos) y optimizar la exposición de estos a la luz y aire.
  • Sanidad y microclima adecuado: crear un microclima favorable alrededor de los racimos, reduciendo la humedad y mejorando la ventilación para prevenir plagas y enfermedades. Por ejemplo, el deshojado moderado disminuye la incidencia de hongos al airear la zona de los racimos.
  • Regulación de la cosecha a lo largo de los años: ajustar en cada campaña el número de brotes y racimos según el vigor y la fertilidad real observada. Tras la brotación se evalúa el porcentaje de brotes nacidos y la fertilidad (racimos por brote) del año, haciendo las correcciones necesarias para asegurar una producción sostenible año tras año.

En pocas palabras, las operaciones en verde buscan armonizar el desarrollo de la vid para que cada cepa pueda madurar un número óptimo de racimos con la mejor calidad posible, sin comprometer su equilibrio ni su rendimiento futuro.

¿Qué son las operaciones en verde en uva de mesa sin pepitas?

Las operaciones en verde son todas aquellas tareas de manejo que se realizan sobre la vid después de la brotación de las yemas, cuando la planta ya presenta brotes verdes, hojas y racimos en crecimiento y desarrollo, tras la poda de invierno.

A diferencia de la poda de invierno (poda de fructificación), que se lleva a cabo en dormancia y define una carga teórica de yemas, las operaciones en verde se ejecutan en primavera y verano sobre la vegetación activa, para ajustar en la práctica la carga de frutos y el crecimiento de la planta según las condiciones del año.

Entre las principales operaciones en verde en uva de mesa (especialmente en sistemas de parral u otros emparrados típicos de Murcia) se incluyen:

  • el destallado o despampanado de brotes
  • el atado de pámpanos y descuelgue de racimos
  • el despunte de brotes
  • el deshojado y desnietado
  • el aclareo de racimos

Algunas fuentes incluyen también la prepoda en verde (recorte temprano de sarmientos largos) o labores específicas como el embolsado de racimos (técnica usada en ciertas variedades para proteger el racimo con bolsas, típica en cultivos ecológicos y tardíos).

Estas operaciones pueden estar dirigidas a la vegetación (por ejemplo, eliminar brotes sobrantes, hojas o nietos) o a los racimos (por ejemplo, eliminar racimos excedentes) dependiendo de si buscan redistribuir el vigor de la planta o directamente mejorar las características de los frutos.

En todos los casos, se requiere mano de obra especializada y un conocimiento detallado del ciclo fenológico de la vid, ya que el momento oportuno de intervención determina su eficacia.

Muchas de estas tareas se realizan manualmente en viticultura de uva de mesa, dado el alto valor del producto y la necesidad de precisión, si bien algunas pueden apoyarse en medios mecánicos sencillos (p.ej., atadoras mecánicas de sarmientos) o incluso en herramientas modernas (sensorización, aplicaciones de seguimiento de campo, etc., como veremos más adelante).

Elementos fundamentales de las operaciones en verde en uva

Al planificar y ejecutar las operaciones en verde en un viñedo de uva de mesa, un ingeniero agrónomo o un técnico especializado en vitivinicultura debe considerar varios elementos fundamentales:

Fenología y momento de intervención

Cada operación tiene un momento óptimo ligado al estado fenológico de la vid. Actuar demasiado pronto o demasiado tarde puede restarle eficacia o incluso ser contraproducente.

Por ejemplo, un despunte temprano puede estimular brotes laterales indeseados (nietos) antes de la floración, mientras que un deshojado excesivo demasiado pronto (en plena floración) puede afectar al cuajado de los frutos.

Es clave monitorear las etapas de brotación, floración, cuajado, envero, etc., tal como indican los modelos fenológicos disponibles, para programar cada labor en el momento justo.

Hoy, disponemos de modelos de grados-día acumulados que ayudan a predecir estas fases: en vid se suele considerar una temperatura base de 10°C para contabilizar los grados-día, acumulándolos desde yema hinchada (inicio de brotación) hasta cosecha, lo cual permite estimar con antelación fechas de brotación y demás estados fenológicos en cada variedad y zona.

Intensidad y equilibrio

las intervenciones en verde deben hacerse con criterio para no descompensar la vid. Se busca suprimir órganos solo hasta el punto necesario para lograr el objetivo deseado (sea destinar más savia a ciertos racimos, mejorar aireación, etc.), evitando dañar la capacidad fotosintética o productiva de la planta.

Un principio general es mantener el equilibrio: vides muy vigorosas toleran intervenciones más intensas (quitando más brotes o más hojas si hace falta) mientras que vides menos vigorosas requieren intervenciones más moderadas.

Por ejemplo, en variedades de vigor bajo y altísima fertilidad es conveniente incluso eliminar algunos brotes con racimo para que los restantes ganen vigor, mientras que en variedades vigorosas se puede respetar algún brote sin racimo si no compite demasiado.

Asimismo, el deshojado debe ser siempre prudente: nunca eliminar hojas por encima del racimo y no exponer excesivamente el fruto al sol, especialmente en climas cálidos, para evitar golpes de sol que afecten la calidad.

Variedad y sistema de conducción

Cada variedad de uva de mesa (y cada patrón/portainjerto) tiene un patrón de crecimiento distinto (vigor, fertilidad basal, tendencia a brotes laterales, sensibilidad a corrimiento de flor, etc.), por lo que las operaciones en verde deben ajustarse a sus características.

Por ejemplo, variedades muy fértiles (muchos racimos por brote) requerirán un aclareo más intenso; variedades acrótonas (brotación concentrada en yemas apicales) necesitan quizás despunte de brotes punteros para fomentar brotación basal.

El sistema de conducción también influye: en un parral español de uva de mesa (emparrillado alto a 2 m) es fundamental el atado y distribución uniforme de pámpanos para formar un techo homogéneo; en espaldera vertical, las técnicas pueden variar ligeramente.

En Murcia el denominado parral español es predominante para producción de uva de mesa, muchas veces combinado con mallas de sombra o plásticos, lo que condiciona cuándo y cómo atar, deshojar, etc.

Disponibilidad de recursos y tecnologías

Las operaciones en verde son labores intensivas en mano de obra, por lo que su ejecución también dependerá de la disponibilidad de cuadrillas y del tiempo que se disponga. El uso de herramientas mecánicas puede agilizar algunas tareas: por ejemplo, la utilización de atadoras neumáticas de cinta agiliza enormemente el atado de pámpanos en parral.

En viticultura de precisión, cada vez más se recurre a:

  • Sensores e imágenes para apoyar decisiones: cámaras o drones que evalúan la densidad foliar pueden guiar un deshojado selectivo.
  • Sensores de humedad de suelo ayudan a programar el riego de forma que la planta llegue con el vigor adecuado (ni exceso ni defecto) a la floración y cuaje.
  • Aplicaciones móviles permiten registrar el progreso de la brotación y alertar si algún sector del viñedo presenta retraso, facilitando intervenir a tiempo (por ejemplo, aplicando un bioestimulante en zonas de brotación débil)
  • Incluso se explora el uso de inteligencia artificial para pronosticar rendimientos a partir de imágenes de brotes y racimos incipientes, lo que podría optimizar las decisiones de aclareo.

En resumen, las operaciones en verde requieren una visión integradora de fisiología de la vid, características varietales y manejo agronómico, apoyándose con mayor frecuencia en datos y tecnología para refinar las prácticas tradicionales.

A continuación, profundizamos en el fenómeno inicial que desencadena toda esta gestión: la brotación de las yemas, explicando sus particularidades en uva de mesa y las técnicas para facilitarla.

¿Qué es la brotación en uva de mesa sin semillas?

La brotación en la vid es el proceso por el cual las yemas latentes, formadas la temporada anterior, salen de su dormancia invernal y comienzan a desarrollar nuevos brotes (pámpanos) con hojas e inflorescencias.

  • En términos fenológicos, equivale al desborre o burst de las yemas, marcando el inicio del nuevo ciclo vegetativo en primavera.
  • Durante el invierno, las vides de hoja caduca permanecen aparentemente inertes, con las yemas “dormidas” protegidas por escamas marrones.
  • Al llegar la primavera, tras haberse cumplido las horas de frío requeridas en invierno y con el aumento progresivo de las temperaturas y de las horas de luz, esas yemas se hinchan, sus escamas se abren y emerge el tejido verde: es la brotación propiamente dicha.

En uva de mesa sin semilla (generalmente Vitis vinifera o sus híbridos), la brotación tiene implicaciones directas sobre la producción: cada brote nuevo potencialmente portará uno o más racimos (según la fertilidad de la variedad), de modo que el número de brotes que efectivamente brotan determina en gran medida el número de racimos iniciales.

Antes de brotar, las yemas contienen en miniatura tanto futuros pámpanos como racimos primordiales formados en la temporada previa.

De ahí que el porcentaje de brotación (porcentaje de yemas dejadas en poda que realmente brotan) sea un dato vigilado por los técnicos: si brota menos de lo esperado, habrá menos racimos de los previstos y quizá deba dejarse más carga en la siguiente poda; si brota de más (yemas secundarias o dobles), habrá sobrepoblación de brotes que habrá que racionar mediante destallado.

En variedades de uva de mesa, típicamente se busca un porcentaje de brotación lo suficientemente alto y uniforme para asegurar el potencial productivo, pero controlable con las labores en verde para evitar excedentes.

La brotación tiene además ciertas particularidades en la vid: por un lado, presenta acrotonía, es decir, tendencia a brotar con mayor vigor las yemas ubicadas en la porción distal (extremo de la vara) que las basales.

Esto significa que, tras la poda, las primeras yemas en brotar y crecer con fuerza suelen ser las de la punta de cada sarmiento, mientras que las yemas más cercanas al brazo o al tronco pueden brotar más tarde o con menos vigor, e incluso algunas pueden quedar latentes (yemas ciegas).

Esta acrotonía es un carácter natural de la vid (más marcado en algunas variedades que en otras) y explica, por ejemplo, que en una vara de poda larga podamos ver brotes muy desarrollados en la punta mientras que en la base hay yemas que apenas hincharon.

Por otro lado, la vid cuenta con yemas secundarias y terciarias en cada nudo, que actúan como “seguros” en caso de que la yema principal falle (a veces, si la yema principal no brota, una secundaria puede brotar dando un brote débil y sin fruto, o si una helada destruye el brote principal recién salido, la yema secundaria puede dar un brote de repuesto). Estas peculiaridades influyen en cómo manejamos la brotación en uva de mesa.

En conclusión, llamamos brotación al despertar primaveral de la vid, cuando las yemas abren paso a nuevos pámpanos. Es el punto de partida sobre el cual se aplicarán las operaciones en verde, y por ello conviene entender cómo funciona la brotación, qué etapas abarca y qué factores la favorecen o dificultan, especialmente en el contexto del clima de Murcia y la viticultura actual de uva de mesa sin semilla.

Etapas de la brotación en uva de mesa

Fenológicamente, la brotación de la vid se puede descomponer en etapas sucesivas, bien descritas en literatura vitícola clásica (escalas como Baggiolini, Eichhorn & Lorenz, etc.)

A continuación, describimos las principales etapas observables en la brotación de la vid de mesa, con sus nombres comunes en España:

  1. Yema dormida (estado de invierno): corresponde a la yema latente totalmente cubierta por sus escamas marrones durante el invierno. Internamente la planta está en letargo, con baja actividad metabólica. En viñedos de mesa de Murcia, este estado abarca normalmente de diciembre a febrero. Hacia el final de este período ocurre el “lloro” de la vid, que es la salida de savia por las heridas de poda indicando que las raíces han retomado actividad y presión de savia.
  2. Yema hinchada: a medida que la yema sale de dormancia, absorbe savia y comienza a hincharse. Las escamas externas se abren ligeramente y asoma a veces un vello blanquecino (aspecto algodonoso). Este estado indica que la brotación es inminente. Suele llamarse también estado de algodón o estado B-C según Baggiolini. En climas cálidos, este estadio puede ser muy breve.
  3. Punta verde: es el momento en que se ve asomar la primera puntita verde de la yema entre las escamas abiertas. Significa que las primeras hojas embrionarias han roto las escamas y ya son visibles sus ápices verdes claros. Aún no se observan hojas desplegadas, solo esa punta. Este es el desborre en sentido estricto: la yema ha estallado. Corresponde al estado C (punta verde) de Baggiolini. Es una etapa crítica porque las heladas en este momento pueden dañar el tejido tierno que asoma.
  4. Hojas incipientes desplegándose: tras la punta verde, el brote crece rápidamente alimentado por reservas. Aparecen pequeñas hojas que se van separando de la borra (pelusa) de la yema. Primero una, luego dos, en pocos días hay varias hojas pequeñas. Este estado a veces se subdivide (Baggiolini D = una hoja separada, E = 2-3 hojas desplegadas). El pámpano aún es muy corto (unos centímetros).
  5. Brotes de 10-15 cm (“muestra”): los brotes continúan elongando y cuando alcanzan ~15 cm de longitud típicamente ya permiten ver los racimos incipientes (inflorescencias) claramente. A este punto se le llama la muestra de racimo: podemos contar cuántos racimos trae cada pámpano. Fenológicamente sería estado F-G (6-7 hojas separadas, racimos visibles). Es en esta etapa (brotes 15+ cm) cuando se suelen realizar algunas operaciones en verde iniciales como el destallado de brotes inútiles, pues ya podemos distinguir brotes con racimo de los que no lo tienen.
  6. Prefloración: hacia los 30-40 cm de brote, las inflorescencias están más desarrolladas, separándose las bayas aún cerradas (estado de racimos visibles y separados). Aquí la planta entra en etapa de floración (generalmente en abril para Murcia en variedades tempranas y mayo para resto). La brotación como tal ha finalizado, ya que prácticamente todas las yemas que debían brotar lo han hecho; la planta está en pleno crecimiento activo de sus pámpanos que ahora se preparan para florecer.

Resumiendo, la brotación abarca desde la yema hinchada hasta que los nuevos brotes están formados con varias hojas y llevan racimos visibles.

Todo este proceso puede transcurrir en unas 2 a 4 semanas según la temperatura. Un dato interesante es que la vid necesita acumular cierta cantidad de calor (grados-día) para pasar de un estado a otro, por ejemplo, por encima de 10°C sostenidos, la brotación avanza rápidamente, mientras que por debajo de ese umbral prácticamente se detiene.

Por eso las olas de frío en primavera “pausan” la brotación y las de calor la aceleran.

Desde el punto de vista práctico, conocer las etapas de brotación permite programar labores. Por ejemplo:

  • La aplicación de algunos activadores de brotación (como los aceites finales de invierno) se hace en yema hinchada.
  • El destalle de brotes se hace tras la muestra cuando el brote mide ~15 cm.
  • El despunte se planifica para justo antes o durante floración.
  • Otros.

Un seguimiento fenológico detallado (apoyado incluso en herramientas digitales de registro), ayuda al viticultor a calibrar sus intervenciones año a año, aunque las condiciones climáticas varíen.

Reflexión

Las operaciones en verde en la uva de mesa sin semilla representan una combinación precisa entre tradición y tecnología, donde cada labor, desde el despampanado hasta la poda y selección de racimos, busca acompañar a la vid hacia su máximo potencial productivo.

Esta labor minuciosa, realizada mayoritariamente a mano en los viñedos de Murcia, convierte cada racimo en el fruto visible de un proceso técnico y humano profundamente respetuoso con el ciclo natural de la planta.

Para el ingeniero agrónomo, estas prácticas muestran una confluencia entre la ciencia agraria moderna y los saberes tradicionales. Entender y manejar correctamente la brotación exige observar y responder a condiciones cambiantes: inviernos cálidos, primaveras atípicas o cepas agotadas.

Frente a estos retos, el agricultor actual cuenta con herramientas avanzadas como sensores, modelos climáticos, bioestimulantes o inteligencia artificial, sin abandonar métodos centenarios como la poda manual.

La Región de Murcia ha logrado posicionarse como líder en la producción de uva sin semilla en España, gracias a la combinación de innovación e identidad agrícola. Adaptaciones como el uso de invernaderos hortícolas, el control biológico o el desarrollo de nuevas variedades han sido clave.

Sin embargo, el futuro plantea desafíos: cambio climático, escasez de mano de obra y mayor exigencia del mercado. Aunque la automatización y los datos ganarán protagonismo, la relación directa entre el ser humano y la planta seguirá siendo fundamental.

La viticultura de uva de mesa es, en esencia, un diálogo continuo con la naturaleza, donde cada campaña comienza mucho antes de la cosecha, en el arte de cuidar la brotación.

Autor: Ingeniero Agrónomo Jerónimo García Monreal – Chief Product Officer de Moyca